Las guerras empiezan dentro de nuestra mente. En la voz enfadada de la cabeza que insiste en tener razón. En realidad no se trata de tener o no tener razón. Si no de empezar o no una guerra. Aquí y Ahora. 
     Durante miles de años los seres humanos han realizado guerras, destruido y matado por ‘causas justas’. ¿Ha servido de algo? ¿Vivimos en paz? ¿Hemos construido, gracias a las guerras, un mundo más justo? La respuesta es evidente. Si tienes alguna duda, enciende la televisión y pon alguna cadena de noticias. 
     En lo pequeño las guerras están dentro de nosotros. Cada vez que discutimos y nos peleamos. Cada vez que justificamos nuestra discusión porque ‘tenemos razón’. Cada vez que queremos convencer al otro, —al que vemos inmediatamente como oponente—, de que está terriblemente equivocado y nosotros estamos en la cierto. Como digo, no se trata de quién tiene razón, si no del estado de conciencia, de las emociones que despliego. ¿Hay rabia, odio, dentro de mi cuando intento convencer a alguien de que lo que yo le digo es cierto, es más acertado y su posición es la errónea? Si hay rabia, si hay odio, —aunque no lo exprese verbalmente—, dentro de mi mente hay guerra. 
 
     ¿Es normal, es cuerdo, comer todos los días con un desfile de muertes, asesinatos y guerras? No estoy diciendo con eso que no podamos ver las noticias o tener información del mundo. Infórmate si quieres hacerlo. ¿Pero tiene que ser a la hora de comer? ¿Quizá con la compañía de los pequeños de la casa? ¿Tiene que ser de una forma tan morbosa?
Explorando un poco más nuestros hábitos: ¿Es normal que paguemos por ir a ver películas en las que gente mata, tortura y viola a otros seres humanos? ¿Es cuerdo que a eso lo llamemos descanso, relax?
 
     ¿Quieres acabar con las guerras? Sólo tienes que acabar con una. Con la guerra dentro de tu propia mente. Sólo necesitas ser consciente de cuándo actúas por o con odio y rabia. Y cuando tomes conciencia de ello, en vez de actuar, observa la rabia. La conciencia que observa no es la rabia. Pertenece a otra dimensión. 
     Siéntate a observar tu rabia hasta que se vaya. Si no te aferras a ella se terminará yendo. Entonces el mundo tendrá más paz. Gracias a ti. 
     Puedes acabar con las guerras en tan sólo un instante. Ahora. Y sólo necesitas una persona: Tú. 
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