Asómate al borde de un acantilado hacia el mar abierto y espacioso.
Sube a lo alto de una montaña y mira los valles, las cadenas montañosas, el espacio abrirse delante de ti.
Cuando estés en lo alto de un edificio, observa cómo el espacio se abre delante de ti.
Obsérvalo, también, cuando viajes en avión.
Túmbate en el suelo, un día despejado, y observa el espacio azul infinito. Hazlo también por la noche. Observa las estrellas, observa el espacio entre las estrellas.
Ahora cierra los ojos. Siente ese mismo Espacio dentro de ti. Siente el Espacio infinito, amable, amoroso, tranquilo, dentro de ti. Deja que tu conciencia descanse en ese Espacio interior durante un tiempo. Luego abre los ojos. Notarás que el Espacio ‘interior’ y el ‘exterior’ se funden, que son el mismo, sin diferencia, ni límites.
Un Espacio vivo, consciente y vibrante de Vida.
La Vida que sale al encuentro de la Vida.
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