Más o menos, para la mayoría de la gente los días transcurren así: me despierto, voy corriendo de un sitio a otro, desde que me ducho por la mañana estoy en tensión pensando en todo lo que tengo que hacer en el día, acumulo más y más tensión a lo largo de la jornada, los músculos se agarrotan y la mente se “enmaraña”. Por la noche nos acostamos y caemos directamente en la inconsciencia del sueño, quedándonos dormidos, muy probablemente, con tensión en el cuello o en la frente y los ojos. 
     Hace años, cuando la meditación no era una práctica cotidiana en mi vida, cuando leía o estudiaba, mi marido, con humor me daba un pequeño codazo y me decía “¡pero por qué te enfadas con el libro?”. Sin darme cuenta, la tensión iba subiendo en ojos y cejas y estaba con el ceño fruncido leyendo o estudiando.
     Es frecuente tanto cuando se aprende a hacer relajación, como cuando se empieza a hacer meditación, que al relajar cuerpo y mente, directamente caigamos dormidos. También es frecuente, al hacer meditación, que cuando nos damos cuenta de que nos hemos distraído, dejándonos llevar por el torrente de pensamientos (a veces, más que torrente, cascada), intentemos concentrarnos “con más fuerza” en la respiración, tensando mucho el cuello, los hombros y, sobre todo, la frente y los ojos. Esta tensión puede generar dolores de cabeza innecesarios. 


Ojos con tensión ligeramente perceptible pero que puede originar dolor de cabeza.

Ojos relajados
     Lo que tenemos que hacer es, justamente, lo contrario… Cuando nos damos cuenta de que nos hemos distraído, atrapados por la cascada de pensamientos, observamos cómo están nuestro cuello, frente y ojos, y los relajamos al soltar el aire… soltamos el pensamiento, por muy importante que éste sea, y volvemos a centrarnos en nuestra respiración. Estamos haciendo una pausa, un regalo para nosotros, en el que dejamos a un lado las preocupaciones del pasado y del mañana. 
     Nos llevará, aún así, un tiempo aprender a tener una concentración relajada, poder estar despiertos de forma relajada, sin tensión. Será también, desde luego, un regalo para nuestra vida cotidiana. 
     Para mejor practicar esta concentración relajada en la respiración os adjunto una nueva grabación de Mindfulness. Clásica y basada en las tradiciones de Meditación Shámata. Espero que os sirva y os ayude. 
 
     Para saber más: “El Poder de la Meditación”, de B. Alan Wallace.
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