Nuestro sufrimiento está originado, en buena medida, por nuestra incapacidad de vivir el momento presente, el Ahora, con plena conciencia y con plena aceptación.
Los pensamientos corren a toda velocidad. Para algunas personas corren a visitar con frecuencia el futuro. Para otras, el pasado. Otras, van igualmente, al pasado y al futuro, repartiéndose por igual.
Cuando la mente pasa gran parte del tiempo en el pasado, tendemos hacia la depresión, cuando pasa más tiempo en el futuro, tendemos a la ansiedad. Cuando nos repartimos entre pasado y futuro, podemos sentirnos ansioso-depresivos.
Para algunas persona sus pensamientos se centran más en el pasado, en acontecimientos tristes vividos, muertes, pérdidas, enfermedades… Reviviendo y manteniendo la tristeza que originaron en su día. Pero también en episodios que perciben como injustos, abusos, violencia, robos, y también enfermedades, accidentes o muertes que son vividos como algo injusto y experimentados con rabia. Y digo que son percibidos como injustos y no que lo sean, porque lo que es percibido como justo o injusto depende de creencias que tengamos, y varía enormemente de persona a persona, en distintas culturas y a lo largo de la historia. Eso sí, el apego a estas emociones es muy fuerte, porque la persona cree que tiene razón y se apega a la razón aunque eso signifique no poder vivir el presente con el potencial de plenitud o felicidad que pueda tener ahora.
Pero también nos podemos apegar al pasado de forma más sutil, por medio de la añoranza. Añoranza de momentos de felicidad vividos y pasados. Esa añoranza es una emoción de la familia de la tristeza, pero es muy sutil y peligrosa porque gusta, por lo que la persona tiende a mantenerlo e incluso a vivir, de forma permanente, en la añoranza y en el pasado.
Otras mentes prefieren lanzarse hacia adelante, hacia el futuro. Se preocupan, sienten ansiedad, miedo… Se aferran con fuerza a su preocupación y miedo con creencias como que el miedo protege o que si no se preocupan las cosas no saldrán bien. Sin darse cuenta de que no hace falta tenerle miedo a los enchufes para no meter los dedos dentro (salvo que tengas dos años, claro), y que por más que se pre-ocupen de algo no van a impedir que ocurra.
Y otras, finalmente, se lanzan hacia el futuro con esperanza y con lo que ahora mucha gente llama pensamiento positivo (y que no tiene nada que ver con el Pensamiento Positivo propuesto por Seligman). Y con la esperanza, de la mano, está el miedo. El miedo a no lograrlo, a no conseguirlo, a que no llegue ese futuro deseado en la forma de salud, pareja, bienestar, trabajo, dinero, etc. Y de nuevo, el apego a la emoción, en el caso de la esperanza, con aferramiento, la esperanza es lo último que se pierde, decimos, y aconsejamos: ‘aférrate a la esperanza’.
Mientras vivamos en un tiempo que no existe, pasado o futuro, nos acompañarán esas emociones, rabia, tristeza, miedo, preocupación, e incluso las ‘versiones suaves’, añoranza y esperanza. Todas producen sufrimiento, en mayor o menor medida, dependiendo de su intensidad y de la frecuencia con que invadan y nos arrastren sin conciencia.
El único remedio es ser conscientes cada vez que esto ocurre y volver a centrarnos, una y otra vez, en lo que estemos haciendo en ese momento: lavarnos los dientes, fregar los platos, caminar, rellenar un formulario, o escuchar la lluvia que cae. Una vez… y otra… y otra… recolocándonos en lo único que existe, plenamente conscientes, en el Ahora. Al principio supondrá un esfuerzo, no estamos acostumbrados. Pero en poco tiempo empezaremos a experimentar la Plenitud y La Paz que siempre hay en el Espacio del Ahora. Incluso en los momentos difíciles está ahí, siempre que nuestra mente deje de huir, lo percibirá y lo sentirá.
Me alegro mucho de que te estén ayudando. La práctica del Mindfulness también será fundamental. Visita mi Canal en YouTube.
Muchas gracias Yolanda por tus escritos que he descubierto en un momento complicado en el que la Ansiedad y la depresión están pasándome factura.Me están ayudando a encontrar un pequeño camino para vivir el presente y disfrutar de lo que me rodea. Un abrazo.
Muy cierto todo lo que dices
Tengo más de 50 años y nunca me habían explicado que se pueden manejar las emociones, que no son ni buenas ni malas que simplemente hay que vivirlas, observándolas sin juzgar, sin modificarlas y sin esperar nada.He vivido en la idea que mis reacciones formaban parte de mi carácter ansioso-impulsivo.Gracias Yolanda por tus enseñanzas,por descubrirme Mindfulness.Como seguro que tienes el ego controlado, te podemos elogiar ampliamente sin peligro de que te lo creas.Pero es verdad,aunque sólo sea un pensamiento.
yo tengo más de 50 años y nunca me han explicado como se manejan las emociones, y pensaba que era normal como reaccionaba, ya que era mi carácter.Así que muchas gracias Yolanda por tu blog
y por descubrir Mindfulness en la vida cotidiana de Kabat-Zinn,gracias a tí. Al tener el ego controlado te podemos elogiar ampliamente sin que te lo creas.Pero es verdad, aunque sólo es un pensamiento.
Gracias, Julio, por tus palabras. Efectivamente, no me lo creo. Sólo transmito lo que he aprendido. Todos somos transmisores. Gracias.
Yo tengo más de 50 años y nunca me había explicado que se pueden manejar las emociones, y que no hay malas ni buenas, sino que simplemente hay que vivirlas con observación, sin juzgar, ni intentar cambiarlas y sin esperar nada.Me he pasado la vida que reaccionaba así porque era mi carácter.Gracias Yolanda por tu blog y por descubrirme Mindfulness.Como seguro que tienes el ego controlado te podemos elogiar ampliamente sin que te lo creas.Pero es verdad, aunque sólo sea un pensamiento.GRACIAS.