El ser humano vive en un estado de espera constante.
Espero que esto funcione…
Espero encontrar una casa que me guste…
Espero encontrar un lugar para vivir…
Espero tener una familia…
Espero encontrar un trabajo que me permita realizarme…
Espero que me toque la lotería…
Espero comprarme un coche…
Espero tener ese móvil…
Espero salir con ese chico o chica que me hará feliz…
Espero que me ocurra algo maravilloso…
A ese estado de espera lo llamamos Esperanza.
La esperanza es alimentada con ‘pensamientos positivos’, consideramos que lo que deseamos lo podemos alcanzar, proyectamos una película mental que nos hace sentir bien. Desde luego, es mucho más agradable tener películas mentales positivas que negativas. Pero no dejan de ser películas mentales. Incluso esa película mental positiva genera ansiedad porque tenemos miedo de no llegar a tenerlo nunca, tenemos miedo de que el sueño no se haga realidad y porque no es lo que tenemos Ahora, no lo tenemos aún.
En cuanto nos creemos esa película mental, la perseguimos, la alimentamos, la acariciamos. Una vez que nos dejamos arrastrar por el torrente mental, una vez que nos hemos identificado con pensamientos y emociones y nos dejamos llevar, al cabo de unos días, las películas mentales más negativas dominarán el espacio de la mente. Por un lado, porque hemos dejado de ser la conciencia que observa (si es que antes lo éramos). Por otro lado porque el cerebro está programado biológicamente para ser velcro para lo negativo y teflón para lo positivo. Y, por otro lado, porque esa ‘película positiva’ supone un rechazo al Ahora: el Ahora no es perfecto, no hasta que tenga eso con lo que estoy soñando. Y si rechazamos el Ahora, rechazamos la Vida, y al hacerlo, como un eco, como un boomerang, el rechazo vuelve hacia nosotros.
Es verdad que hay personas más positivas que otras. Pero si nos fijamos esas personas no están viviendo el cuento de la lechera, si no que tienen una mayor capacidad para estar en el Presente, para vivirlo con plenitud, con satisfacción.
No proyectar películas mentales sobre el futuro, no vivir esperando, no significa que no podamos planificar. Significa que cuando planifico no proyecto mi felicidad o realización en eso que estoy planificando. Puedo planificar un viaje, horarios, medios de transporte, hoteles, lugares que voy a visitar… Pero no proyecto una imagen de mí siendo feliz en ese viaje, no proyecto una película positiva ni negativa. La película se va a disparar de vez en cuando, claro que lo va a hacer. A la mente le encantan las películas. Simplemente cuando observo la película, la paro, y vuelvo a centrarme en el presente. ¿Eso significa no tener ilusión por el viaje? No. Voy a tener ilusión, quiero hacer ese viaje, y quiero pasarlo bien, pero voy a seguir viviendo el Ahora, antes del viaje, sin perderme un detalle, sin perderme un sólo segundo… y cuando llegue el viaje voy a seguir haciendo lo mismo: Estar plenamente presente. Esté donde esté siempre es lo mismo, siempre es Aquí y Ahora. Nunca puede ser otro sitio ni otro momento.
Sal de la Sala de Espera. Vive la Vida. Vive el Ahora. No te pierdas un sólo detalle, un sólo minuto. Eres la Conciencia que observa lo que se despliega, lo que se abre, en el Ahora. Que observa, sin perseguirlos, incluso esos pensamientos que vienen a la mente sobre ese ‘futuro mejor’. Y al observarlo, no puedes dejar de maravillarte y sentir una increíble serenidad y felicidad, una paz y una plenitud que está más allá de la comprensión racional.
no puedo
Gracias Yolanda, tu respuesta me ayuda….esperare q haga el click en mi conciencia para poder llevar a la practica esa actitud.
Lamento tu situación, que es tan frecuente en el ser humano y que todos hemos vivido alguna vez. Los problemas se acumulan y empeoran mientras estamos en la sala de espera de la vida, porque ahí no se soluciona nada, estamos, eso, en la sala de espera, esperando. Segundo, esa espera está basada en un rechazo radical al ahora, con lo que traiga y manifieste, a menudo en el fondo, pensamos que nuestra protesta y frustración servirá de algo, pero es completamente inútil. Lo único que sirve es aceptar primero qué se manifiesta en la realidad ahora, y cambiar algo si hay que cambiar algo, o aceptarlo si no puede cambiarse. Voy a poner un ejemplo muy sencillo. Imagina que conduces por un camino lleno de barro y que el coche se queda atascado y por más que intentas sacarlo del barro cada vez se hunde más. Por más que grites, que digas tacos, que des portazos, que le des patadas a las ruedas, el coche no va a salir del barro. Todo ese despliegue de rabia y frustración es completamente inútil e ineficaz. Es, simplemente, la pataleta de un niño crecido. Si tu cabeza permanece serena y aceptas que estás atascado en el barro te acordarás de que tienes un seguro y llamarás para que venga una grúa a sacarte. Y mientras esperas a la grúa descansarás dentro del coche y llamarás a quien haga falta para decirle que llegas tarde. Así de simple… Y así de difícil.
Es tan cierto, yo vivo en una sala de espera y lo peor es q los problemas pensients a resolver son cada vez mas complicados, ironia de la vida?, karma?……
Gracias, Virginia.
Enhorabuena por este blog. Mil gracias por esas lúcidas palabras que altruistamente nos regalas.
Soy consciente que estas preguntas que te planteo, son provocadas por la mente-ego, que no vive en el Ahora y tiene miedo, y detras de todos los miedos está el miedo a morir, pero como una muerte contraria a la Vida.Tenemos que ser muy amables y compasivos con nosotros mismos, cada vez que nos identificamos con estos pensamientos, tal y como tú nos transmites en el blog y en las meditaciones.El Ser no se haría estas preguntas.Muchas gracias.Que encuentres la genuina felicidad.
Como dice Eckhart Tolle la muerte no es lo opuesto de la vida, sino del nacimiento. Muerte y nacimiento son opuestos. La Vida no tiene opuestos, se manifieste de una forma o de otra siempre es vida. A veces la Vida se muestra como nacimiento. A veces se muestra como muerte. La muerte tiene, además, algo maravilloso, y es que nos coloca en el espacio del No-Sé. El mejor espacio para empezar a desaprender y romper las ataduras y asideros de la mente. ¿Qué posición adopta el Observador? En la pregunta tienes la respuesta. ¿Qué hace el Observador? Observar. Ésa es su posición, por decirlo así. Así que el Observador siempre hace lo mismo ante cualquiera de las manifestaciones de la Vida.
Hola Yolanda: Como tú muy bien dices somos la Conciencia que observa todo, lo que se despliega , incluso nuestra propia muerte.¿Qué posición adopta después el Observador? Gracias por tus sabias transmisiones.