En las tareas cotidianas hazte esta pregunta:
¿Puede la mente fluir silenciosa mientras el cuerpo hace sus tareas (caminar, lavarse, tumbarse, sentarse, trabajar)?
No respondas con la mente. Observa.
Cuando notes la mente hiperactiva y bulliciosa, hazte esta otra pregunta:
¿Puede la conciencia, cuando la mente fluye ruidosa y rápida como una cascada o un río crecido, hacerse a un lado y observar sin mojarse?
De nuevo, no respondas con la mente. La respuesta está en ese estado de alerta, de Presencia, que se despierta cuando te haces la pregunta.
No te canses de hacerte estas preguntas.
Despierta en ti la Presencia que indaga.
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