Una leyenda bastante conocida desde el siglo XIX, y que ha dado nombre popular a un “síndrome”, es la de la rana hervida. La leyenda dice que si pones una rana en agua hirviendo saltará para salvarse, pero que si calientas el agua muy gradualmente entonces no reaccionará a la subida de temperatura, se irá adaptando y morirá hervida. Es sólo una leyenda, no es verdad, pero lo que sí es cierto, es que sirve como metáfora y se ha utilizado para ejemplificar el acostumbramiento paulatino de un pueblo a un dictador, de una víctima a su abusador, de una persona a la autoridad de una secta, o de la población al calentamiento, también paulatino, del planeta…
Mi marido, evitando leyendas de ranas, y de una forma mucho más castiza prefiere llamarlo SAPP o Síndrome de Adaptación Progresiva al Puteo (con perdón). La idea es similar, un día aguanto una “putadilla” muy pequeña de alguien a quien quiero, aprecio o admiro; es algo muy pequeño, apenas una molestia de intensidad 1 sobre 10, así que lo dejo pasar. Pasado un poco tiempo me gasta otra “putadilla”, un poquito más grande, quizá 1’5 ó 2 sobre 10. La intensidad de las “putadillas” va subiendo, muy paulatinamente, alternando siempre con momentos estupendos y maravillosos que hacen que la persona “víctima” se sienta confundida. Cuando nos queremos dar cuenta estamos aguantando unas “putadillas” de intensidad 8, 9 o incluso 10, estamos psicológicamente destrozados, y cuando “despertamos” no sabemos cómo hemos llegado hasta ese punto.
Los síntomas de la persona que sufre estas “putadillas” suelen ser vergüenza, humillación y culpa. Se someten, aunque a veces con resentimiento y odio, mezclado también con sentimientos de gratitud, o compasión o amor romántico, como por ejemplo en los casos de Síndrome de Estocolmo. También pueden sentirse sucios, personas no dignas. Muy frecuentemente se resignan y no luchan.
Las “putadillas” no tienen porqué suponer violencia sexual, física, ni psicológica, se puede tratar de la manipulación psicológica que tiene como objeto el control emocional y mental de la otra persona. ¿Qué estrategias de manipulación?:
- De Refuerzo positivo: alabanza, encanto superficial, simpatía y empatía superficial, disculpas excesivas; gastar dinero en la otra persona, aprobar todo lo que haga, regalarle constantemente, o regalarle el oído; prestar atención excesiva, reconocimiento público, decir delante de los demás, como se quiere a esa persona, lo importante que es para ti, etc., pero siempre de una forma exagerada.
- De refuerzo negativo: incluye las protestas, estar enfurruñado, gritar, pero también y simplemente, encerrarse en el silencio, no responder a llamadas telefónicas, “desaparecer” durante el tiempo de “castigo”.
- Refuerzo intermitente o parcial: por ejemplo, la persona puede utilizar el refuerzo negativo (el silencio, estar con malas caras, mostrarse la víctima, protestar…) y alternarlo con momentos de clima emocional muy positivo. Eso hace que los momentos de clima emocional positivo tengan para la otra persona un valor enorme, y que se desarrolle miedo o duda de cuándo va a venir la “tormenta”, de cuando va a haber dificultades otra vez. Ante el temor de que venga el momento negativo, la otra persona suele intentar hacer de todo para que la persona manipuladora esté contenta.
- En las personas que van a utilizar el abuso físico, Castigo: “como no me das tal cosa, yo no te voy a querer”, o Aprendizaje traumático con un sólo evento: con que en una sola ocasión la persona explote con rabia, grite, golpee, o tire cosas, eso genera tanto miedo en la otra persona, que intentarán hacer de todo para evitar que la persona manipuladora monte en cólera otra vez. Ira, para producir shock en la víctima y someterla. El manipulador no está realmente enfadado, está realizando una función teatral. Simplemente quiere lo que quiere y se “enfada” si se lo niegas.
Otras estrategias de manipulación serían:
- Mentir, muchas personas para manipular utilizan la mentira, es después, al cabo de un tiempo, cuando descubrimos la verdad. También pueden mentir por omisión, ocultando parte de la verdad. (Ya hablaré en otra entrada de la mentira y cómo detectarla).
- Negación: es una forma de mentira, cuando alguien rehúsa admitir que ha hecho algo mal.
- Racionalización: Excusas con apariencia muy racional para justificar un comportamiento inapropiado.
- Minimización: es una forma de negación, en que la persona afirma que su conducta negativa no era tan dañina, por ejemplo diciendo que un insulto era sólo una broma, o algo similar.
- Desviación: cuando les haces una pregunta directa, pueden responder con otra pregunta, o con una respuesta muy imprecisa, o indirecta, o que no responde con claridad. Ante ese tipo de respuestas, volver a insistir “no has respondido a mi pregunta” y volver a hacer la pregunta.
- Intimidación encubierta: en la que no hay una amenaza clara, sino velada. A lo mejor en vez de decir “no te voy a querer”, puede decir algo que lo deje implícito, “si te comportas así, no sé qué va a pasar con mi cariño”.
- Culpar, diciendo que la otra persona no la quiere bastante, o es egoísta, o cosas similares, lo que hace sentir mal, provoca que la otra persona se coloque en una posición sumisa.
- Avergonzar, el manipulador utiliza el sarcasmo, aumenta el miedo o la duda de la víctima. Las personas manipuladoras utilizan esta estrategia para hacer que la víctima se sienta no válida. Pueden utilizar una mirada, un tono de voz, comentarios, sarcasmos. Van a hacer que te sientas avergonzado incluso de enfrentarlos.
- Jugar a ser la víctima (“pobre de mí”), te hace ver que ella o él es una víctima de las circunstancias o de la vida, intenta ganar compasión, simpatía y privilegios. La compasión es una trampa terrible, porque nos hace hacer cosas que realmente no queremos hacer. El jugar a ser víctima puede combinarse la mentira, así la persona manipuladora y abusadora puede llegar a simular que tiene una enfermedad, por ejemplo, que realmente no tiene.
- Hacer parecer a la víctima la mala, es una forma poderosa de poner a la víctima a la defensiva, enmascarando el intento agresivo de la persona manipuladora.
- Proyectar la culpa, culpar a otros: utilizan a menudo un chivo expiatorio, y de forma tan sutil, que no todo el mundo se da cuenta.
- Fingir inocencia, la persona manipuladora dice que cualquier daño hecho ha sido sin intención o que no hizo algo de lo que se le acusa. Puede poner mirada de sorpresa o indignación. Puede poner en duda tu juicio y tu propia salud mental.
- Fingir confusión, fingir que no saben de lo que estás hablando, y que está confundido con respecto a lo que se le está llamando la atención.
Seguramente más de una persona al leer esto pensarán que han sufrido SAPP más de una vez en su vida. ¿Qué es lo que hace que unas personas sean presas más fácilmente que otras de las personas abusadoras o manipuladoras? ¿Qué les hace “aguantar” más tiempo? Se sabe que hay algunas “debilidades” que hacen que la persona caiga con más facilidad en estas redes:
- Poca asertividad o capacidad para decir “no”.
- Excesiva inocencia, la gente inocente es más fácilmente víctima. Son las personas a las que les cuesta imaginar la manipulación, mentira, intenciones negativas o dañinas en otras personas.
- Dependencia emocional, las personas que necesitan más de las otras personas, que tienen menos independencia emocional, son víctimas potenciales.
- Querer siempre agradar, y ser amable. Esto puede ser tan negativo, que puede ser casi una “enfermedad”.
- Querer ser aceptado, aprobado y querido por las otras personas.
- Las personas demasiado altruistas y generosas, demasiado buenas, demasiado empáticas, demasiado justas, demasiado sinceras.
- Demasiada intelectualización, la víctima intenta entender con mucha intensidad a la persona manipuladora, porqué actúa como actúa, entender sus “razonamientos”, y que tienen alguna razón para comportarse así.
- Personas demasiado confiadas, que son honestas y creen que todo el mundo es honesto. Confían demasiado en la gente, no cuestionan nada.
- Las personas demasiado impresionables se dejan seducir fácilmente por las alabanzas y los halagos.
- Y, finalmente, también las personas demasiado impulsivas, que se vinculan con otras personas sin pensarlo demasiado.
¿Padeces SAPP? ¿En qué grado? Si crees que las “putadillas” que has aguantado son ya demasiado grandes, quizá deberías buscar ayuda, porque te podría costar mucho romper con esta situación. Si todavía son pequeñas, coge valor, coraje, y rabia si te hace falta, y pon un límite. Como dice el dicho más vale una vez colorado que ciento amarillo. ¡Y qué verdad que es!
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Gracias, Sandra.
Muy bueno!