Tejer está otra vez de moda. Y os diréis, “muy bien, ¿Y qué tiene esto que ver con la Psicología y la Neurociencia?” Y es que la relación, a primera vista, no es tan obvia. La gente que hace punto o ganchillo dicen que les calma y les serena, incluso algunos médicos en la Seguridad Social en Inglaterra lo recomiendan a sus pacientes con ansiedad. Una de mis compañeras en el gimnasio me contó el otro día que tuvo una racha con insomnio y crisis de ansiedad, no quería tomar la medicación que le recetó su médico, y decidió volver a tejer, aficción que había abandonado hacía unos años. Cuando, en mitad de la noche, se despertaba sin poder respirar y con el corazón como una locomotora, se levantaba, se ponía a tejer, se iba calmando, le empezaba a dar sueño, se acostaba y dormía el resto de la noche feliz y tranquilamente. El efecto puede ser así de poderoso. El porqué no está del todo claro. 
Algunas personas plantean la hipótesis de que da sentido de realización y sube la autoestima, pero no creo que esa explicación fuera suficiente para explicar un efecto tan poderoso como el que acabo de contar. Otros profesionales plantean la hipótesis de que el tejer con dos agujas tiene algo que ver con la activación de los dos hemisferios, cosa que podría ser. Pero como el efecto es igual de poderoso utilizando el ganchillo, en el que se maneja sólo una aguja no creo que sea ésa la explicación. 
Otros plantean la hipótesis visual, y hasta que la Neurociencia nos dé más información al respecto yo creo que ésta es la explicación más acertada. Hacer punto o ganchillo (crochet), es una actividad principalmente visual, en la que hay que seguir patrones visuales y geómetricos y estar muy atentos a la labor que se está realizando. La concentración de la atención la podría hacer similar al Mindfulness. De hecho, personalmente encuentro que estas labores son más relajantes cuando hay que contar los puntos o realizar dibujos que requieran centrar la atención. Si el punto es más automático, demanda menos concentración y resulta una actividad, que siendo relajante, no lo es tanto, y puede resultar un poco aburrido. A veces lo utilizo como forma de meditación, entonces lo llamo “crochet zen”. Centro mi mente en el hilo y los movimientos de mis manos, y el dibujo que voy haciendo. Cada vez que mi mente se distrae, la vuelvo a centrar. 
     En la entrada “¿Usas el Hemisferio Derecho o el Izquierdo?” ya expliqué que el Hemisferio Derecho está más centrado en tareas visuales. Igualmente tiene más conexión con las emociones y sensaciones corporales (tiene más conexiones nerviosas con los órganos internos que el Hemisferio Izquierdo). Cuando se nos repiten imágenes, recuerdos o emociones negativas suele ser el Hemisferio Derecho el que está más activo. 
     Basándose en este conocimiento, Emily Holmes y su equipo en la Universidad de Oxford realizaron un experimento, que publicaron en enero de 2009, en el que demostraban que se podía reducir la ansiedad y los síntomas de flashbacks, después de sufrir una exposición a un material visual traumatizante, si en las seis horas siguientes al evento la persona jugaba al Tetris (durante diez minutos). Parece que esta actividad visoespacial, al ocupar el Hemisferio Derecho, impide que éste empiece a repetir las imágenes traumatizantes que hemos visto, sin alterar el recuerdo ni la memoria. Es decir, disminuye la ansiedad y los flashbacks sin perjudicar el recuerdo. 
     Evidentemente, en situaciones reales no creo que diez minutos de Tetris fueran suficientes, pero creo que este experimento da una idea. Si cuando se están repitiendo imágenes mentales negativas, recuerdos en nuestra cabeza (de lo que haya ocurrido en el día, o del pasado), realizamos una taread visoespacial, que ocupe la actividad de nuestro Hemisferio Derecho, reduciremos la ansiedad, los flashbacks, pesadillas y el malestar. ¿Qué actividades son estas además del Tetris, el punto o el ganchillo? (Estoy segura de que más de un lector se estaba apuntando a jugar al Tetris, no sintiéndose muy atraído por la idea de ponerse a tejer). Servirán actividades como hacer puzles, jugar al tangram (un puzle de origen oriental, un poco más complicado, que ocupará más el hemisferio derecho), dibujar, pintar (dibujar ocupa más el hemisferio derecho que pintar), puzles en 3D y, cómo no, hacer construcciones, tipo Lego o Mecano. 
     Así que anímate, coge un puzle, las agujas, o talla en madera, o construye con las piezas de construcción de tu hijo, o borda, o haz petit-point (conozco un médico que lo hace petit-point, y algunos de los mejores bordadores de petit-point del mundo son hombres y… japoneses). Mientras lo que tengas entre tus manos va tomando forma y tu mente se centra por completo en la tarea, irás encontrando calma y serenidad. Prueba varias actividades, quédate con la que te resulte más relajante y satisfactoria.
Y a veces, ¡porqué no! También encontrarás diversión. Serenidad y Juego no están reñidos. El Budha cuando medita sonríe ligeramente. No es algo que genere tensión ni rigidez. Suéltate y juega. Diviértete mientras centras tu mente. Quien está sereno es flexible, y quién es flexible juega y ríe. 
(Amigurumis y cestita tejidas a ganchillo por Yolanda Calvo)
 
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